En una época en la que la urbanización crece a ritmo agigantado, vivir cerca de espacios naturales, que nos permitan, simplemente, tener una visión de la naturaleza, afecta positivamente a nuestra salud. Hasta ahora, se habían estudiado los efectos del "verde urbano" (parques, jardines, huertos) en nuestros índices de bienestar y de salud en general; y ahora se han incorporado los que generan los llamados "espacios azules", como fuentes, lagos, ríos o mares.
La revisión de literatura científica, permite afirmar, en estos momentos, cómo los niveles de actividad física aumentan cuando las personas viven cerca de espacios azules; o cómo la mera visión de este tipo de espacios naturales mejora la salud mental, reduce el estrés, y aumenta el bienestar que sentimos.
Son
muchas las ciudades que ya están llevando a cabo acciones para promover el uso y disfrute de estos preciosos "espacios azules: Tesalónica ha diseñado intervenciones que permiten que las personas pasen más tiempo cerca del mar durante los descansos del trabajo y los fines de semana; Tallin ha introducido elementos estéticos en áreas costeras que se usan con efectos recreativos; Barcelona alentará a los oficinistas a caminar más cerca del mar; y en Suecia se ofrecerán lecciones de natación a los niños, particularmente en áreas con un alto porcentaje de minorías étnicas.
Es oficial. La belleza azul nos calma, nos sana, nos nutre.
Nos ofrece el horizonte de serenidad y conexión que necesitamos como ciudadanos de nuestro maltrecho
hábitat urbano...