Una de las ventajas que ha traído consigo la era digital, es que ha permitido que se generen formatos más flexibles y accesibles de formación, y, con ello, de aprendizaje. De educación en línea. Hoy en día ya forman parte de nuestro lenguaje conceptos y acrónimos que hace unos años no existían, como webinars, MOOC, COOC, SPOC... y los que vendrán.
Durante estas semanas, estoy teniendo la oportunidad de impartir un curso online para docentes de la Universidad Internacional de Andalucía, en el que estamos analizando las posibilidades que ofrece la Web Social para la difusión de contenidos educativos. Una experiencia en la cual no es sólo el alumno el que aprende, sino también el profesor, que se convierte en un actor más de este nuevo "aprendizaje en red", de estas nuevas "comunidades de aprendizaje", que vienen facilitadas por herramientas digitales como los foros o los debates.
Y es que, en el contexto de la globalización, la importancia de establecer relaciones entre los actores sociales, en todos los ámbitos, constituye uno de los principales factores de estímulo a la innovación de cualquier territorio. "La innovación ha dejado de ser un aspecto técnico y se ha convertido en un proceso relacional" (Arboníes, 2006).
Es el nuevo capital. El Capital de las Relaciones.
Y muchos, lo miramos con esperanza...
